domingo, 20 de septiembre de 2009

Lucho Cordero: “Dar esperanza de vida, es la clave del sacerdote”

Publicado en el diario La Razón de Lima-Perú, el 20 de setiembre de 2009

Lucho Cordero, un padre que se las trae
“Dar esperanza de vida, es la clave del sacerdote”
Por Ricardo Sánchez-Serra
El padre Luis Cordero, que por más de 40 años realiza sus misas en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen en Miraflores los domingos a las 12 m. y es fundador del Instituto Roncalli (un hogar para niños de la calle) cumple 50 años de vida sacerdotal. Es el único peruano que figura entre los 500 grandes pensadores y líderes al empezar el siglo XXI, en el volumen de la Sociedad Bibliotheque World Wide, que incluye asimismo al Papa Juan Pablo II y al Dalai Lama.
-Está cumpliendo sus Bodas de Oro de Vida Sacerdotal ¿Qué significado tienen para usted?
Para la gente que está conmigo es una ocasión. Honradamente es un día más para mí, la cantidad de apoyo espiritual que doy a tanta gente cada día, son 50 años
-¿Cómo sintió el llamado para el sacerdocio?
Yo estudiaba en San Marcos y terminé mis estudios de antropología en 1951. En 1955 mi hermano Carlos, salesiano, vino de Roma ya ordenado sacerdote y yo era músico y le preparé una misa cantada y luego pasó por la casa y le conté que estaba descontento de mi profesión y que no veía frutos. Habíamos hecho un libro con la Universidad de Cornell sobre los indios de vicus y después que se publicaron los libros, los publicistas ganaron mucho dinero, pero los indios siguieron pobres, por lo que me dio pena de haber trabajado tanto en esta investigación y la gente no cambió su situación. Entonces mi hermano me dice “¿por qué no estudias teología?, te va ayudar a tener una mejor mirada de la antropología”. Lo que hice y al cabo de cuatro años me dije que sería una tontería no ser sacerdote. No hubo ningún angelito que se paró, ni nada parecido.
-¿Cuáles son los carismas que más practica?
Yo soy intelectual, soy jurista, la antropología la he utilizado sólo de apoyo. Me doctoré en derecho civil y en derecho canónico en Roma. Hice una tesis doctoral de 800 páginas, en donde probaba que el derecho civil peruano y el derecho canónico no se pueden aplicar en la sierra del Perú a partir de los 2000 metros. Porque hay un hábitat distinto, porque hay costumbres propias, porque hay un sistema de derecho propio, no solamente civil sino también eclesiástico. Yo pedía tres conferencias episcopales en el Perú, derechos propios para la costa, sierra y selva, pedía una organización de parroquias sin sacerdotes. Ahora ya se permite, en esa época era una cosa novedosa. Pedía una serie de cosas totalmente distintas, haciendo mucho uso del derecho indiano.
Mis carismas son simplemente aplicar los conocimientos tanto jurídicos como teológicos en un mundo que no tiene nada. El carisma principal es saber organizar cosas sin tener nada. Luego, mucho más tarde me vino la necesidad de armar una obra como ésta (Instituto Roncalli) para los niños de la calle.
-¿Cuáles han sido sus momentos más felices que ha vivido durante estos años?
Cada día. Sería injusto decirte un día especial. Naturalmente el papa Juan XXIII n s dio momentos muy agradables cuando éramos estudiantes en Roma. Las conversaciones que teníamos con él eran una vez por mes. Las cosas que decía, sus chistes, era algo extraordinario.
- ¿Y su momento más triste?
No he tenido tiempo para eso.
-¿Qué le ha dado a usted la Iglesia Católica?
Yo recibí la esencia de la Iglesia Católica a través de mis padres y nunca me he separado y nunca he pedido nada especial a la Iglesia, simplemente todo lo que tengo es de Dios y la Iglesia es de Dios.
-¿Cómo ha contribuido usted a la Iglesia Católica?
En varias formas, precisamente con el camino intelectual. He sido catedrático de numerosas universidades en Europa, Estados Unidos y el Perú. He forjado numerosos estudiantes que han llegado al sacerdocio. Todo lo que soy lo he dado a los demás. Monseñor Aris, que puso la primera piedra en esta obra me dijo ¿qué es lo que haces que tienes éxito? Y yo le respondí “mire monseñor, yo nunca he dicho´no´ a nadie y jamás he pedido nada a nadie”. La gente cree que yo no tengo nada que hacer más que escucharlos. Esa es la figura: dar esperanza de vida a todos, yo creo que ese es el éxito.
-¿Qué cree que la falta a la Iglesia Católica para lograr más católicos verdaderos?
Creo que hay muchísimos sacerdotes que son del montón. Y las cosas caminan y uno se acomoda y falta compromiso personal para decirle sí a la vida y meterse con las personas en lo que ellos mismo necesitan. Es todo un problema, porque o uno se vuelve muy laico y entonces termina quemándose y volviéndose otro más del montón o uno se aleja de la gente, por hablar cosas digamos esotéricas, entonces ahí está el reto, entrar en la onda de la gente para que ellos descubran realmente, que ellos son más cristianos de lo que creían y ese el éxito de mis prédicas en el Carmelitas, que la gente después de las prédicas salen con la seguridad que son buenos cristianos, más de lo que ellos mismos creen.
-El Papa anunció la proclamación de 2009-2010 como Año sacerdotal ¿qué significado le da?
Es lo más importante. Necesitamos sacerdotes que salgan del montón y se comprometan personalmente con Cristo, que tengan un lenguaje distinto sin quemarse, sin laicizarse, sin pretender que los demás hagan lo que uno tiene que hacer. A la Iglesia le faltan sacerdotes que se dediquen 100% a construir realmente el amor de Cristo. Hay que aprender hablar de Dios. Hablar de Dios es hablar del padre y a la gente le entusiasma entender que Dios es un papá, un Dios que comprende, un Dios amigo, que escucha, que traga amargo y escupe dulce. A la gente les viene una paz y una serenidad, que realmente descubre cuál es el mensaje de Dios.
-Después de haber vivido tantas experiencias, ¿Ud. recomendaría a otros seguir el camino de la vida religiosa?
Vida religiosa en la jerga nuestra es vida en comunidad. Vida de monjas o de monjes de congregación religiosa. En mi caso soy diocesano secular, nuestro mundo es muy abierto. No hacemos votos de pobreza, ni de obediencia. Hacemos una promesa de obediencia al obispo y castidad. Entonces sobre vida religiosa, yo dejo que el Señor los llame, pero vida sacerdotal, si creo que hay muchísimos muchachos, pero habría que hacer una buena propaganda, digamos as,í de visión práctica de la vida en las universidades.
-¿Qué mensaje le daría a los padres de los hijos que quieren ser sacerdotes?
Diría lo que mi mamá me dijo a mí. Yo nunca le dije mamá quiero ser sacerdote, pero ella me dijo que quería que fuera un profesional, si quieres ser sacerdote debes ser profesional, el sacerdote deber ser un profesional de la misericordia. Si tú tienes un corazón con ojos de misericordia, con perdón a los demás, puedes ser sacerdote
-¿Qué celebraciones habrán por sus Bodas de Oro?
La Misa en la Iglesia de los Carmelitas en Miraflores, el sábado 19 de setiembre a las 5.30 pm.
-¿Qué otra cosa le gustaría añadir?
Hay que decirle sí a la vida. Yo tengo mi espiritualidad en slogans, mirar la vida con ojos de amor; Dios nos trata como somos, no como debemos ser; que no tengamos miedo a Dios; que el Señor es un papá y que el papá no juzga a nadie.

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